miércoles, 11 de febrero de 2009

La guerra eterna

Cae la noche lo mismo que se caen los heridos,
con la mirada baja y el vientre descompuesto,
cae la noche en silencio a rondar los caminos
pero nadie la observa cuando cubre los cielos.

Renacen las brumas, las sombras se agrandan
y ocultan los rayos de tímidos soles,
mas no habrá ninguno que empuñe las armas
y le plante cara al rey de la noche.

El día se marchita como flor desolada
sin cuestionar siquiera la ley del poderoso,
ni grita ni se queja, no hay voz en su garganta
solamente le queda algún rayo en sus ojos.

Qué triste es de pronto la ilusión perdida,
qué pobre el sustento de los corazones,
truncados de cuajo por mano asesina
que apagó sus risas y quebró sus voces.

Pero habrá otras auroras de cálidos reflejos
irrumpiendo de nuevo con fuerzas renovadas
y nos traerán la luz y vencerán los besos
en esta guerra eterna de noches y mañanas.

© Juan Ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Fechado en 1996. Todas las estrofas están escritas en versos alejandrinos, a excepción de la cuarta, que lo está en dodecasílabos.
Empleo además rima asonante, algo que no suele ser frecuente en mis poemas.