Y llenaré tu voz de enredaderas
cuando la luz decline y se haga sombra;
desvestiré tu piel sobre la alfombra
antes que un gallo cante, aunque me quieras.
Te cubriré de amor y primaveras
con mi lengua viscosa, que te nombra,
y encenderás mi mano, que se asombra
derribando silencios y barreras.
Seré como la alondra en la mañana
volando por los campos de tu aliento
hasta quedar saciado en tu cintura.
Y gozaré la dicha más temprana
a merced de la magia del momento
que llenará de paz mi noche oscura.
© Juan Ballester
1 comentario:
Escrito el 11 de mayo de 2004, con algo más de calidad en los tercetos que en los cuartetos.
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