Una noche de amor,
un témpano abismal que se derrite,
una orgía de besos desatada.
El corazón nos mueve,
nos conduce a regiones sin fronteras
perfumadas de fiebre y de deseo.
La ansiedad nos desborda,
nos enlaza en un baile de armonía
desesperadamente ejecutado.
Una noche de exceso
donde los rostros juegan a ser ángeles
y las manos pretenden ser gaviotas.
En medio de las nubes
flotar unidos hasta el horizonte
con sólo una sonrisa en la mirada.
Y despertar al fin
o acaso seguir siendo dos extraños
con dulzura de adultos encendida.
© Juan Ballester
1 comentario:
QUÉ BELLO POEMA Y LOS TRES ÚLTIMOS VERSOS ME ENCANTARON ESPECIALMENTE.
UN ABRAZO,
PILAR.
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