miércoles, 30 de junio de 2010

Poema de julio

Una semana entera es mucho tiempo
para el dolor dormido de las rosas.
Son siete días, siete, siete noches,
siete gallos chillando su hemorragia.

Una semana, amor, tiene cien bocas,
cien torturas calladas, cien retoños.
Ciento sesenta y ocho horas de insomnio,
más de diez mil minutos de fatiga.

Una semana pasa, pero deja
tornillos oxidados, pena y hambre.
Una semana pesa como un trueno
en medio de un jardín abandonado.

Una semana aprieta y hasta ahoga,
se nutre del dolor y la distancia.
Vuelve piedras los panes y los peces,
llama a los besos sal y los destruye.

Una semana entera es contagiosa
en el pozo sin fondo del silencio.

© Juan Ballester

No hay comentarios: