martes, 12 de octubre de 2010

El dolor de los parques


Cuánta ausencia en los parques cuando tú no paseas,
cuánta belleza inútil, cuánto adorno perdido,
cuánto trino sin música y sendero extraviado,
cuánto dolor llenando cada grano de arena.

Hay signos inequívocos de ese hueco insalvable,
de esa tristeza oculta que sueña con tus ojos,
porque sin tu presencia la noche es más que noche,
porque sin tu mirada el despertar no existe.

Qué desoladas quedan las estatuas de piedra,
los cisnes que recorren las sombras cristalinas,
el pez que se desliza por silencios oscuros,
o el árbol que no sabe dónde está tu recuerdo.

Qué dolor en los parques cada vez que no estás,
cada vez que no vuelves a alfombrarlo de pasos,
qué dolor de las fuentes, qué desgarro en las flores
esperando el instante dorado de tu cuerpo.

© Juan Ballester