Hay algo en esta noche que a gritos te reclama,
que pide urgentemente tu presencia corpórea.
Es la luna, quizás, o tal vez el silencio
lacerante y metálico de estas cuatro paredes.
Hay algo que te busca, que provoca volcanes
y hace temblar las fauces de los lobos hambrientos.
Llámalo oscuridad, ceguera o extravío:
hoy todos los caminos conducen a tu nombre.
Hay algo en esta noche que lenta se desangra,
algo que no es tu piel ni es tu risa tampoco.
La distancia me duele como un verso afilado
y el aire me recuerda que el calendario aún duerme.
Hay algo, sí, que altera mi corazón doliente,
que se bebe el océano y devora los mapas.
Hay algo, y ese algo va plantando semillas
que habrán de germinar con el sol de tus ojos.
© Juan Ballester
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