Sé que a nadie le importa este poema,
que no ha de emocionar, que no interesa
saber si quedan panes en mi mesa
o si el reloj o el vértigo me quema.
Sé que no tiene asunto, que no es tema
hablar de esta opresión que me atraviesa
sé que es ardua tarea, dura empresa
usar la soledad de estratagema.
¡Quién puede preocuparse de un payaso,
que vive entre la ruina y el fracaso,
sin tener otro techo que el olvido!
¡A quién puede importar tanta tristeza
ni si mi alma se eleva o si tropieza,
si al final me he de ir sin hacer ruido!
© Juan Ballester
1 comentario:
Pues a mí me importa y mucho. He disfrutado leyendo tus poemas, como siempre. Un fuerte abrazo.
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