martes, 6 de noviembre de 2012

Un poema y dos versiones

¿A quién no le ha pasado esto alguna vez? Tenía escrita la primera estrofa de un poema y días después lo terminé. Pero por cosas de los duendes o de las musas, al poco tiempo volví a encontrarme con aquella primera estrofa, y sin acordarme de que ya lo había terminado, volví a escribirlo, incluso con una estrofa más que el anterior. Y como no me decidí por dar por definitiva una u otra versión, finalmente conservé ambas y mantuve el mismo título para una y otra, denominándolas versión 1 y versión 2.

ME HE PASADO LA VIDA

versión 1:

Me he pasado la vida buscándome a mi mismo,
sin encontrar siquiera la razón de mi nombre,
vagando entre los versos, como un perro sarnoso,
soñando partituras que no ha de tocar nadie.


Me he pasado la vida siendo un trozo de carne,
un mueble descolado, una pintura abstracta,
viendo pasar las nubes del imposible llanto,
durmiendo en los suburbios de mi cerebro angosto.

Me he pasado las horas tejiendo telarañas
que a la postre han lastrado mis manos y mis pies,
me he quedado a la sombra de un árbol  sin recuerdos
donde reina la ausencia y el dolor señorea.

Y a la postre, aquí sigo,  con la careta a cuestas,
con los ojos de barro y la voz de batracio,
y aunque tras cada esquina un milagro me aguarda,
no he de llegar muy lejos con los zapatos sucios.


versión 2:

Me he pasado la vida buscándome a mi mismo,
sin encontrar siquiera la razón de mi nombre,
vagando entre los versos, como un perro sarnoso,
soñando partituras que no ha de tocar nadie.


Me he pasado la vida siendo un canto rodado,
recorriendo veredas donde no hubo respuestas,
con sonrisas a medias y palabras mediocres,
con los zapatos sucios y las manos vacías.

Me he pasado la vida desperdiciando puertas,
dando palos de ciego, equivocando rumbos
hasta llegar al sueño del que no se regresa
y sin dejar mi impronta sobre los ceniceros.

Me he pasado la vida, que no es vida tampoco,
viendo pasar los trenes en mi andén de tercera,
sin maletas, sin norte, a merced de los vientos
que azotaron mis velas con furia inusitada.

Y así han encanecido los relojes de arena,
y han ido desangrándose todos mis calendarios
mientras sigo varado, como un árbol estéril,
dando fin a un poema que ha de llevarse el diablo.

© Juan Ballester

2 comentarios:

Rocío Biedma dijo...



La vida es sólo una y sin embargo tus poemas que comenzaron desde un mismo punto, acaban en caminos diferentes y distantes.
Me gusta más el segundo, pero cada uno de los versos del primero te van llevando hasta casi el mismo puerto.
Te conozco querido amigo, y estoy completamente segura de que tu paso por este mundo no ha sido en vano y de que tus versos, tus poemas y tu genialidad dentro de ese corazón tuyo, se quedarán entre los que no vamos a permitir que nada tuyo se lo lleve el diablo.

Antonio Martín de las Mulas dijo...

A mi sin embargo me gusta mas la V1. Me parece más despojada, sus imágenes me transmiten un pulso más sincero.