A nadie importa si suspiro o lloro
por algo que no sé cómo ha surgido,
a nadie importa un loco malherido
cordero en apariencia y dentro toro.
A nadie importa, no, si mi tesoro
quiero cambiar por sueños, ni si, huido,
en otros brazos un refugio pido
y en otros ojos un silencio añoro.
A nadie importa porque nadie sabe
el misterio brutal que en mí se esconde
ni la fuerza interior que me domina.
Estoy perdiendo el rumbo de esta nave
y no sé a dónde voy, y no sé a dónde
conduce esta pasión que mi alma arruina.
© Juan Ballester
No hay comentarios:
Publicar un comentario