martes, 14 de julio de 2009

basura

dicen las estadísticas
que un hombre produce toneladas de basura al cabo de su vida
-plásticos, papeles, latas de coca-cola, pintalabios vacíos,
palabras mal dichas, silencios incomprensibles,
infamias, delitos, pensamientos obscenos-
millones y millones de kilos de desperdicios que quedan ahí, bajo tierra
o en las comisuras de los labios
o en los andenes de cualquier apeadero donde una vez nos vimos obligados a aterrizar.

basura y más basura, montañas de detritus que algunos llaman progreso,
que otros más optimistas definen como daños colaterales,
que algunos irresponsables califican simplemente de disfunciones sociales
y que son simplemente la herencia que habrán de disfrutar nuestros nietos.

pero todo tiene una explicación lógica,
tanta basura no es más que el resultado de lo que comemos a diario, mirando el televisor:
programas basura, gente basura, anuncios de basuras disfrazadas de oropel,
conversaciones basura, concursos basura,
bazofia que por lo visto sirve para atrofiar esa coliflor con venas que llevamos en la cabeza,
y de tanto comer basura nos acabamos convirtiendo en auténticos vertederos del mal gusto,
en inmensos eriales donde van a parar la estulticia y la incompetencia de nuestros semejantes.

pero es cierto que también brotan flores del estiércol
y así sucede que de siglo en siglo nace un tipo llamado bob dylan o carlos gardel
o rabindranath tagore o hermann hesse
o alfonsina storni o buero vallejo
o pasteur robert koch galileo darwin alfred nobel
y parece que la basura en donde nos rebozamos apesta un poco menos
y que la humanidad, esa palabra donde todos queremos ser incluidos, marcha por buen camino.

y solo los tontos, que son tantos, siguen empeñados en no ver,
siguen dejándose engañar por esa basura tan apetitosa que nos persigue hasta la intimidad del cuarto de estar,
siguen metidos en la rueda de la inmundicia moral y social.

por eso las estadísticas
dicen que cada ser humano es responsable directo de causar no sé cuántas toneladas de basura al cabo de su vida,
que desglosado por años, por meses y por días arroja la alarmante cifra de un metro cúbico por cada centímetro cuadrado de ignorancia,
lo que equivale a decir que cuanto más felices somos más cantidad de excrementos generamos.

¡menos mal que aún nos queda el fútbol!

© juan ballester

1 comentario:

juan ballester dijo...

Escrito el 6 de abril de 2001, pretende ser una reflexión acerca del mal llamado "progreso" y de la escala de valores que impera en la sociedad contemporánea.