martes, 29 de diciembre de 2009

Huelga de versos caídos

Me planto nuevamente ante un papel en blanco.
Bullen en mi cerebro
esos pequeños peces transparentes
que unos llaman ideas y yo llamo dolores.
Los observo, atrapados,
royendo poco a poco
las insondables brumas de mi mente
vomitando su angustia y su delirio
que rebota en el fondo de un túnel sin mañana.

Me planto nuevamente ante un muro encalado,
listo para cubrirlo de borrones,
de signos rectilíneos o redondos
igual que las burbujas que quieren ser palabras
y son sólo excrementos.

Me duele este silencio profundo como un sapo,
me hiere la arrogancia de mis manos vacías,
me escuece cada sílaba
que agoniza en la noche negra y desconsolada
donde apenas existo.

Me llora cada verso que he perdido,
cada pájaro herido, cada grano de arena
del poema imposible que tuve ante mis ojos,
que tuve ante mis ojos y se acabó muriendo.

© Juan Ballester

1 comentario:

Felisa Moreno dijo...

Eso suele pasar, no lograr atrapar con palabras lo que ves tan claremente en tu cabeza, tú lo has descrito muy bien en este poema.

Te deseo un Feliz Año Nuevo y que el 2010 venga cargado de nuevas ilusiones, publicaciones, premios y poemas, por supuesto.

Un abrazo