miércoles, 21 de diciembre de 2011

Álbum de promesas

¿Por qué guardar recuerdos
pudiendo conservar sólo promesas?
Los recuerdos se agotan en sí mismos:
un verano feliz, un viaje inolvidable,
un patio de colegio, un beso en la penumbra...
Una imagen -¡ya está!- es algo que ahí se queda,
un recuerdo atrapado en la memoria.

En cambio las promesas
viajan por otros mundos, otros cielos,
dejan la puerta abierta
a algo que pudo ser, que pudo haber cambiado
la vida por completo:
la promesa de un viaje que después no se hizo,
la promesa de un premio que luego no nos dieron,
la promesa de un beso que se fue para siempre...

Por eso tengo un álbum de promesas

y lo abro algunas tardes y lo miro
sentado a la ventana
mientras pasan tristezas a mi lado,
mientras pasan nostalgias
que queda adheridas
a esas páginas grises de mi álbum de promesas.

© Juan Ballester

1 comentario:

Anónimo dijo...

Triste y bello, yo también tengo un álbum de promesas, pero cada día valoro más los rayos de sol que entran por mi ventana e iluminan mi invierno, porque no son promesa, son realidad.