Alejarnos mil veces lo mismo que se marcha
la claridad del día.
Desguazarnos de nuevo como las otras veces
sin valor de cambiarlo.
Peregrinar incrédulos a pesar del deseo
incombustible y loco.
Despertar entre sombras puntualmente
huérfanos de caricias.
Cuestionar la razón y el sentimiento
una noche tras otra.
Y morir sin sentirlo, sin buscarlo,
sin morirnos siquiera.
© Juan Ballester
1 comentario:
Sencillamente bello.
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