jueves, 16 de mayo de 2013

430 músculos

Al sonreír movemos
430 músculos de la cara.

Los he contado uno a uno,
y es maravilloso ver
de qué forma embellecen el rostro.

Imagino sus nombres,
esdrújulos, griegos, o acaso impronunciables,
trabajando al unísono
para que después, al instante,
se produzca el milagro que ilumina este otoño distinto,
este noviembre mágico que ha dejado su huella sobre mi corazón reseco.

Hay 430 razones para sonreír,
430 cuerdas que ejecutan su danza como si fueran uno
en apenas un fragmento de tiempo, en menos de lo que dura un relámpago,
430 movimientos como en una partida de ajedrez
hasta dar el jaque-mate de la sonrisa,
hasta dejarme extasiado, deslumbrado, derrotado,
la derrota más dulce jamás contemplada.

Hay 430 resortes mágicos ejecutando las órdenes del cerebro,
430 obreros trabajando a toda velocidad para que un rostro resplandezca
y den ganas de besar, de comerse con pan esa sonrisa,
de morir por llevársela a los labios, raptarla, mimarla como a una reina,
430 peldaños para alcanzar la felicidad.

Por algo dicen que la distancia más corta entre dos cuerpos
es la sonrisa.

© Juan Ballester

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